Habitaciones mal insonorizadas. Se escucha todo como si no hubiese paredes. El garaje es minimalista y caro (15 € diarios). Con un coche pequeño ya tienes problemas de maniobra y no te digo nada si te cruzas con otro vehículo. Muy escasas posibilidades de aparcamiento en la calle y casi todo de pago.
Las obras en algunas calles y los cambios de direcciones establecidos recientemente hacían toda una odisea llegar al hotel. Dimos un montón de vueltas, cambiamos dos veces de gps y finalmente optamos por preguntar a los lugareños para poder llegar. Una experiencia bastante frustrante ya que, a pesar de las múltiples quejas de las que fuimos testigos en recepción, el hotel no te informa de estos inconvenientes para facilitarte la llegada.
En las inmediaciones del hotel se veía gente a diario con no muy buena pinta, y algunos borrachos formando bronca.
La habitación con poco servicio. Un armario para dos personas y mesitas pequeñas y sin cajones.
Para una noche o dos está bien, pero para pasar varios días se queda un poco escaso.
Por lo demás el trato muy cordial, y en la zona hay mucha restauración, por lo que las posibilidades de comer o cenar fuera son variadas.